Blogosfera Navas & Cusí

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La estadística de nuestro país demuestra que de las numerosas empresas familiares constituidas, solo un 30% llegará a la segunda generación y no más de un 10-15% llegará a la tercera generación.
¿Dónde quedará pues tantos años de esfuerzo, de lucha por desarrollar un proyecto, de ilusiones por alcanzar un futuro próspero, de expectativas para las siguientes generaciones?
La empresa familiar, que en tantas situaciones ha cohesionado nuestra sociedad, goza de una salud excepcional pues aúna en un mismo proyecto:
        la ilusión, dedicación, compromiso y entrega de los miembros de la familia con el ámbito empresarial en mayor medida que en otro tipo de empresas.
        la solidez y capitalización de la empresa mediante la reinversión de beneficios.
        la vocación de obtención de rendimientos no solo a corto plazo sino también a medio y largo plazo.
Ahora bien todos estos rasgos positivos pueden convertirse en defectos si no evaluamos correctamente la incidencia del paso del tiempo en las personas e instituciones.
1.- ¿Qué nuevos miembros de la familia deben estar dentro de la empresa?
2.- ¿Se ha confundido el patrimonio personal con el empresarial?
3.- ¿Están correctamente cubiertas las necesidades financieras de la empresa y de sus socios?
Estas y otras muchas cuestionen tienen que ser objeto de reflexión principalmente por el fundador, quien a su vez deberá compartir sus puntos de vista con otros miembros de la familia y también con expertos ajenos al grupo familiar quienes podrán aportar una visión más objetiva y distante de los afectos familiares.





El análisis de los distintos intereses familiares, personales, profesionales, empresariales, económicos que sin duda irán apareciendo, deberán ser gestionados con visión de presente y de futuro para garantizar la permanencia de la empresa.
Y con estas reflexiones empezamos a caminar en el desarrollo del PROTOCOLO FAMILIAR, que es el instrumento más adecuado para plasmar como quedan ensamblados los tres ejes que inciden en la empresa familiar: la familia, la propiedad de la empresa, la gestión de la empresa.

El Protocolo Familiar es un instrumento con vocación de futuro, para superar los cambios que el futuro depara a la empresa (cambio generacional, nuevos accionistas, etc) y debe contar con el compromiso de todos a quienes puede afectar. Para ello es fundamental un período amplio de reflexión para obtener los documentos óptimos que deberán facilitar el objetivo de futuro pactado entre todos sin olvidar al mismo tiempo un reto importante: conseguir el menor gravamen  fiscal.


            Miriam Cusi Pradell

Navas Cusí Abogados (@NavasCusi)

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Navas & Cusí Abogados
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