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Con el trascurso de los meses los clientes de la banca española empiezan a tomar conciencia de que “no es oro todo lo que reluce”. Sin embargo, las entidades financieras de nuestro país, lejos de solventar los errores cometidos en el pasado con la comercialización de productos complejos y de riesgo a clientes minoristas, optan por sacar a la venta nuevos productos de inversión en aras de colocárselo a clientes que aún, por diferentes circunstancias, no son conscientes de los engaños perpetrados por las entidades.

Bien, desde que el Euribor alcanzó el mínimo histórico del 0% el sector bancario español indaga acerca de nuevos productos complejos que comercializar a los clientes para así poder obtener rentabilidad de otras maneras.

¿Qué entendemos por productos complejos?

Dentro de estos productos complejos a los que nos referimos, el primer lugar lo ocupan los denominados estructurados, productos, tal y como dispone la Comisión Nacional del Mercado de Valores -CNMV-, de elevado riesgo y complejos.

Es la propia CNMV la que, ante esta peligrosidad en la que se encuentran los clientes minoristas, está llevando a cabo una relación de productos calificados como de riesgo para advertir a los citados clientes de los mismos, en aras de evitar contrataciones no adecuadas por su parte que solo les reportes cuantiosas perdidas económicas.

En el listado, obviamente van a encontrarse los productos estructurados que dan nombre a este artículo, productos de riesgo ya que su rentabilidad, primero, depende de la evolución de otro activo y, segundo, a consecuencia de lo primero únicamente se conoce en el momento del vencimiento del producto.

Ejemplos de entidades bancarias que comercializan productos estructurados:

A modo de ejemplo, Bankinter ha comercializado el Depósito Garantizado Digital 36, que como se puede observar, del nombre del mismo no se desprende que sea un estructurado; he aquí el primer engaño y falta de información que hace confundir al cliente.

En ese caso, por ejemplo, la rentabilidad de dicho producto depende de las acciones de BBVA y Ferrovial, subyacentes de las que los clientes no conocen nada y mucho menos pueden influir sobre las mismas, por lo que su contratación es, a todas luces, cuanto menos destinada exclusivamente a clientes expertos en el mercado financiero y bancario.

No solo Bankinter, para desgracia de la clientela, comercializa este tipo de productos; Banco Popular dispone dentro de su cartera del Depósito Ahorro Nestlé y Gas Natural, mientras que Banco Sabadell cuenta con el Depósito Activo Bank Acciones Selección, el cual está ligado a como se comporten los activos Inditex y Daimler.

En todos estos productos la inversión mínima suele ser superior a los 10.000 euros, cantidad nada desdeñable si nuestra rentabilidad depende de caracteres tan especulativos e imprevisibles como los mencionados.

La CNMV pretende publicar esta lista en los próximos días, como un preámbulo a la entrada en vigor de MiFid II; como se puede observar todo se realiza con el objetivo de dotar de una mayor protección y defensa al cliente minorista, y ya que las entidades bancarias no lo han hecho, es una buena noticia que organismos y legisladores sí que pongan de su parte para proteger al pequeño inversor.

 

Navas & Cusí Abogados.

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