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TINDER, MEETIC, BADOO, CONTACTOS RAPIDOS, eDARLING, SOLTEROS CON NIVEL, y otras son aplicaciones de internet para el desarrollo de relaciones personales. Vehículos para propiciar la interrelación social. Obviamente positivo para una sociedad cada vez más individualista, que potencia el ego y el aislamiento. Sin duda, todas esas páginas son un buen sistema para la comunicación social. El problema que se plantea no es por esas plataformas, en absoluto. Sino por el uso que de las mismas hacen algunos usuarios que las emplean de forma fraudulenta, en ocasiones, diría que delictiva. Ya varios medios de comunicación han publicado y difundido algunas de las estafas cometidas por gente que se beneficia de esos enlaces.

El modo operativo suele ser de esta forma: Un usuario de la plataforma busca una persona que tenga un perfil de su interés, edad, formación, estudios, soltero o sin pareja y su apariencia, es habitual insertar una fotografía de buena apariencia. Se inicia una relación más personal e íntima, intercambiando opiniones gustos y experiencias. Después de varias sesiones, se acuerda una cita, que suele ser breve y sin relaciones físicas. Se potencia el afecto y el afianzamiento emocional. Tras varios encuentros, y cuando se considera que la relación está consolidada, uno de ellos expresa una circunstancia de necesidad económica, problemas con una cuenta, pérdida de la tarjeta de crédito, un viaje inminente o cualquier otra justificación, le sirve para pedir una cantidad de dinero a la otra persona. Generalmente no suele ser una suma importante o elevada. Esta llevada por el afecto desarrollado accede y le envía el dinero pedido. Con posterioridad se van haciendo otras peticiones, sin devolver en ningún momento el dinero recibido.

De pronto el perceptor del dinero, se distancia de la relación, a la otra persona le resulta dificultoso contactar y se ponen escusas para cualquier encuentro. Hasta el momento en que al donante le surgen dudas y comienza a sospechar que en primer lugar la relación de afecto no está consolidada y piensa que esa otra persona tiene otras relaciones. En ese momento, le solicita la devolución del dinero… y en este punto surge el problema. El que recibió el dinero le dice que no tiene que devolvérselo por que fue «un regalo», una «donación». Aquí emerge el debate, se ha tratado de “un regalo”, una “donación” un “préstamo”, o ha sido un “estafa”. ?

 

Si lo consideramos como una DONACIÓN, o un REGALO, el perceptor no tendría obligación alguna de la devolución. Cosa distinta seria la obligación fiscal que afecta a las donaciones en cuanto al pago de los impuestos que le corresponden.

Si se consideró un PRÉSTAMO, obviamente sería exigible la devolución, sin olvidar las responsabilidades de las cargas impositivas. Debería haberse hecho constar, bien documentalmente, o bien, a través de las comunicaciones efectuadas entre ellos, que se había entregado el dinero bajo ese concepto de préstamo.

 

Desde una perspectiva penalista, estaríamos ante una ESTAFA?: Cierto que el dinero se ha entregado libremente y en la confianza de la relación afectiva. Pero ese desplazamiento patrimonial, se ha conseguido con engaño, simulando una necesidad y burlando la buena fe del que hizo la entrega del dinero, guiado por una supuesta relación afectiva, que se ha construido de propósito para provocar el engaño. Pues una vez obtenidas algunas cantidades, se distancia de la relación con el que se lo dio, poniendo de manifiesto cual era la real intención del que se publicita con esa finalidad y no con la de buscar y consolidar una relación, de amistad o más afectiva.

Al presente no contamos con una jurisprudencia clara y que avale esta interpretación. El primer problema que se plantea es que la persona burlada, estafada, presionada por el pudor, no se atreve a denunciar, por una sensación de ridículo o de vergüenza. Conducta conocida por los timadores que les beneficia para la reiteración de esa conducta. En una interpretación amplia del Código Penal, encontraríamos todos los elementos de la estafa: desplazamiento patrimonial, engaño y ánimo de lucro.

Debemos animar desde aquí a denunciar esos hechos.

 

En NETFLIX, pueden ver una serie sobre este tema titulada “TINDER”

Lamentablemente el “timador” se va de rositas.

 

ABEL ISAAC DE BEDOYA-BERNAUDE PIQUER

Abogado

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