La entidad supervisora no ha encontrado ningún tipo de evidencia que avale la tesis expuesta por el sector bancario, basada en que redoblar las exigencias de capital traba su capacidad de dar crédito, para poder contribuir así a la marcha de la economía.
Bruselas está realmente preocupada por la debilidad del crecimiento económico en Europa, por este motivo, está estudiando distintas fórmulas para promover el crédito a las empresas, especialmente a las pymes, que forman casi el 99% del conglomerado productivo.
El pasado verano, la dirección de servicios financieros de la Comisión Europea lanzó una consulta pública para conocer si la regulación y la directiva de capital (CRR y CRDVI) entorpecen de alguna manera la reactivación económica pretendida, al elevar las exigencias de solvencia a los bancos y asfixiar su concesión de crédito a las pymes, todo ello a partir de una queda presentada ante el BCE por entidades como Santander y BBVA, junto a Deutsche Bank, BNP Paribas, Credit Agricole, Société Generale, Unicredit e ING, donde también denunciaban la desventaja competitiva frente a competidores estadounidenses y británicos.
En este sentido, el BCE no ha encontrado evidencia alguna que avale la tesis de la banca señalada previamente. Por este motivo, la entidad supervisora pone en duda también la teoría defendida por el Banco de España, reflejada en su informe de estabilidad financiera de mayo de 2014, donde constató una mejora en la concesión de crédito a pymes vinculada a la última vez que se aligeró el consumo de capital.
Para el Banco Central Europeo “no está claro” que un descenso en la ponderación del riesgo del crédito a las pymes haya fomentado la concesión y señala “Es más, esas enmiendas se articulan mediante una reducción de los requisitos de capital de los bancos, que solo tienen un impacto indirecto en sus decisiones de préstamos a las pymes”.
El supervisor también argumenta que “no debe manipularse el marco de capital para incentivar la inversión en un tipo de activo en detrimento de otro, ya que esto puede distorsionar el comportamiento de los bancos, conduciendo a mayores riesgos financieros y a una peor asignación de recursos”.
El Banco Central Europeo defiende que aunque dicho endurecimiento pueda tener un impacto negativo a corto plazo sobre la oferta de crédito, éste se concentraría sobre los bancos menos capitalizados y con más morosidad. Por otro lado, señala que las conclusiones de los estudios realizados que así lo confirman pueden estar influidas simplemente por haberse realizado en época de crisis. “En este momento inicial de implementación de la CRR y la CRDIV, es difícil llegar a conclusiones firmes sobre su impacto sobre la financiación a la economía real”.
En definitiva, con esta argumentación el BCE sostiene que el plan de acción que llega desde Bruselas para promover el crédito a las pymes “cumple un amplio rango de iniciativas y medias regulatorias que pueden ser más prometedoras y efectivas a la hora de impulsar el crédito a pymes que el factor de apoyo”, siendo este el nombre técnico con el que se hace referencia a la reducción del consumo de capital.