No existe empresa sin conflicto societario; podrá ser en mayor o menor medida, pero tarde o temprano acaba surgiendo alguna discrepancia entre los socios, ya sea de carácter económico, administrativo o de estrategia de empresa. Si va a crear una empresa o ya tiene una, lo mejor es asumir cuanto antes que es posible que a lo largo de la trayectoria de su empresa pueda surgir algún problema con algún socio, para ello, la clave principal es anticiparse en la medida de lo posible para que, llegado el momento, los mecanismos de resolución del conflicto sean lo menos gravosas posibles para la buena marcha de la compañía.
Conflictos más comunes entre socios
En este sentido, es muy frecuente que los socios que constituyen una empresa, o si ya la tienen, que se sienten a negociar este extremo, prevean y fijen soluciones a las posibles disputas que puedan surgir entre ellos como puede ser:
- El trabajo o las tareas y funciones que va a desempeñar cada uno.
- El reparto de dividendos cuándo y cómo se va a producir.
- El precio de la acción ante la entrada o salida de socios.
- Cómo se producirán esas entradas y salidas regulando cada caso concreto.
La forma más habitual de plasmar estas ideas es a través de un pacto de socios, pero hay que tener extremo cuidado en cómo se formulan y se plasman estos pactos ya que los mismos pueden ser objeto de impugnación ante las instancias judiciales en determinados casos.
Llegado el caso, la mediación o el arbitraje son las mejores soluciones
Como es lógico, la vida de las empresas es larga y no se puede prever una solución para cada conflicto, puesto que en la mayoría de casos las situaciones a las que nos enfrentamos en el día a día jamás las podríamos haber imaginado. Para ello, y evitar así el bloqueo de la mercantil, es preciso establecer que en caso de discrepancias entre los socios éstos se obliguen a someterse a algún mecanismo de resolución de conflictos extrajudicial. Este punto reviste de especial importancia puesto que se evitaría dañar de modo irreversible la confianza entre los socios al evitarse un procedimiento judicial. Por ejemplo, se puede pactar acudir a centros de resolución alternativos como la mediación, mecanismos de negociación, o incluso un arbitraje; pero lo principal es que ese sometimiento por parte de los socios sea totalmente válido y eficaz para evitar la nulidad de dicho pacto a posteriori.
Los Tribunales de Justicia como último recurso
En última instancia, y dependiendo de cada caso concreto, la última vía para resolver un conflicto es acudir a los Tribunales de Justicia. Para ello será preciso que cada socio acuda a un abogado especialista en la materia para que le asesore que camino tomar ante determinadas circunstancias.
No obstante, a modo de prevención, la mejor solución para los futuros conflictos entre socios es ir acompañando de algún abogado cuando se adopten los pactos que prevean este tipo de mecanismos, para evitar de esta forma caer en una vía de no retorno. Es posible salvar los conflictos societarios con un buen asesoramiento jurídico y económico antes de que surja el conflicto.
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