Los derivados financieros son los productos financieros que habitualmente se venden o para obtener una ganancia o para dar coberturas para una actividad adicional (por ejemplo el derivado para proteger cambio de divisas); este tipo de derivados se suelen vender a compañías con mucho flujo de caja. El mayor ejemplo de un derivado financiero que podemos calificar tóxico son los llamados derivados financieros de cobertura de tipo de interés, que posteriormente al 2008 supusieron pérdidas tremendas.
Estos productos no suelen entrañar ningún tipo de riesgo para el Banco o entidad financiera que los comercializa puesto que ellos ganan dinero por la comisión y el el riesgo al que se exponen lo suelen cubrir mediante un derivado financiero espejo o mediante otro tipo de contratos financieros con el cual cubren el riesgo, por tanto habitualmente el que tiene más las posibilidades de perder es el cliente, ya que las condiciones suelen ser bastante complejas y el banco vive de ganar dinero.
En los últimos años hemos vivido una época de inestabilidad económica muy elevada. De hecho, cosas como la subida del Euribor era algo que se esperaba que sucediese de aquí a unos años, y muestra de ello era que se trabajaba en el Euribor plus para evitar este panorama de tipos 0. Otro ejemplo de estos fenómenos inesperados fue la tendencia del cambio de divisa, por ejemplo del Euro dólar en la que se llegó a necesitar más de un Euro para comprar un dólar, algo que no había sucedido nunca.
Ante esta circunstancia las entidades financieras y los bancos aprovecharon esta coyuntura para comercializar productos derivados financieros sobre divisa, aprovechando una circunstancia muy puntual (la tendencia euro-dólar) y que ahora estamos viendo sus tremendos efectos al empezar a recibir las empresas las liquidaciones. Esto está provocando unas pérdidas tremendas a las empresas y unas ganancias muy elevadas a los bancos. Esta circunstancia está asfixiando a las empresas, ya que el derivado se ha hecho sobre un nominal muy elevado, y cualquier variación porcentual implica unos costes muy elevados.
Pero no solo podemos hablar de los derivados de divisas, sinoq ue tamibén los tenemos sobre materias primas, índices, etc. En si estos derivados no son malos, pero lo más frecuente es que se comercialicen sin el debido control y a la postre provoquen daños.
Comprender la naturaleza de los derivados financieros y las implicaciones de su uso inadecuado puede ser complicado. Nuestro equipo de expertos puede asistirle en cada paso, evaluando su situación y brindándole la asesoría legal que necesita para proteger sus intereses. No deje que la complejidad de estos productos le provoque pérdidas innecesarias. Consulte con un abogado bancario hoy mismo y descubra cómo podemos ayudarle.
