Los préstamos lombardos, también llamados colaterales, encuentran su origen a mediados del siglo XVI en la región de Lombardía (Italia). En esta época fueron ideados para conceder préstamos otorgando como garantía valores negociables, sin necesidad de entregar un objeto de valor.
Por lo tanto, el crédito lombardo consiste en la concesión de un préstamo a cambio de entregar un título valor que sirve como garantía para respaldar la financiación que se ha concedido. Puede tratarse de carteras de valores; bonos del estado; bonos de empresas entre otros.
Funcionamiento de los préstamos lombardos
La cantidad que se concede a modo de crédito, corresponde a una parte del título valor que se entrega como garantía. En otras palabras, el principal del préstamo se constituirá en base a un porcentaje de la garantía que el prestatario otorgue al prestador. Dicho porcentaje dependerá del riesgo del activo que se entrega como prenda. Es decir, cuanto mayor sea su volatilidad y su inestabilidad, menor será la cuantía del préstamo que la entidad prestadora conceda.
En el caso de incumplimiento de las condiciones pactadas en el préstamo por parte del deudor, el acreedor tiene el derecho a ejecutar la garantía pudiendo hacerlo en los mercados secundarios donde podrá salir a la venta.
En el supuesto de que el valor de la garantía aumentara, el crédito otorgado podría aumentarse, debiendo atenerse siempre a las condiciones pactadas en la póliza.
Otra característica destacable del crédito lombardo es que el título que se entrega como garantía, no tiene por qué mantener siempre el mismo valor, pudiendo el deudor venderlo y sustituirlo por otro instrumento financiero distinto. Si esto sucediese, el porcentaje de crédito que otorgue la entidad prestadora podrá variar en función del valor del nuevo instrumento que se entrega como garantía. Esta característica marca la diferencia entre los préstamos lombardos y los préstamos tradicionales en los que, si el bien que se entrega a modo de prenda se vende, el préstamo finaliza.
¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de este tipo de préstamos?
Entre las ventajas de los préstamos lombardos, debe destacarse por un lado que, en términos generales los tipos de interés que se aplican son más bajos que los de los préstamos tradicionales (hipotecarios y personales). Además, están exentos del abono del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados. Ello se debe a que su formalización es muy simple, bastando con que el préstamo se formalice por medio de escritura pública ante Notario.
Por otro lado, otra característica a destacar es que, mientras que en los préstamos pignorados el deudor no puede disponer del bien que se entrega como garantía hasta que no quede saldado la totalidad del préstamo, en el caso de los préstamos lombardos, tal y como adelantábamos antes, sí es posible que el deudor pueda hacer uso de la garantía, siempre y cuando el crédito esté garantizado. Es decir, el título valor entregado como garantía puede modificarse por la parte deudora pero debiendo mantener la garantía.
Asimismo, conviene mencionar que los préstamos lombardos son más arriesgados que los préstamos pignorados dada su alta volatilidad. Además, los importes que se pueden adquirir con estos préstamos no son de tipo fijo, sino que dependen del valor de los activos que se entreguen como prenda. Ello puede
suponer que, para la obtención de un préstamo por valor de 100.000.-€, haya que hacer entrega de una garantía con un valor de hasta 150.000.-€ o más. Ello en ocasiones puede generar importantes pérdidas a la parte deudora.
Es por ello que se trata de un tipo de préstamo dirigido a clientes de banca privada con importantes patrimonios, que les permitan estimar la obtención de rentabilidades altas con la liquidez que obtienen a través de estos préstamos.
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