Las compañías mercantiles, al igual que los individuos, tienen vida propia: se constituyen, amplían su capital, sus sedes y sus negocios, atraviesan todo tipo de vicisitudes en contextos críticos e inciertos (como el Covid19) y, en ocasiones, ponen fin a su andadura con la liquidación social.
Detrás de las mismas siempre se hallan sus administradores, individuos que con su esfuerzo personal han contribuido a la expansión de la compañía
Es habitual el comentario acerca del relevo generacional en la compañía: el fundador (generalmente socio único) crea la compañía, sus descendientes logran expandirla y consolidarla y la tercera generación se enfrenta a un escenario radicalmente distinto en el que la pluralidad de socios (y diferentes ramas familiares) suelen tener distintos puntos de vista acerca de la gestión empresarial. No son muchas las compañías que alcanzan la cota de la cuarta generación.
Es ahí donde entran en juego varios instrumentos, todos ellos simultaneables, al alcance de los socios que permiten facilitar y organizar el cambio o transición:
Protocolos familiares
Una institución sumamente útil en el caso de sociedades familiares que pretender articular, organizar y asegurar el propio relevo generacional tanto del capital como de la gestión.
Los protocolos familiares permiten pactar de antemano cuestiones clave que, en ocasiones, se dejan al albur del acuerdo entre los descendientes del fundador, lo que suele generar conflictos societarios. Dentro del mundo judicial podemos recordar litigios sonados : el caso de los familiares de Don Ramón Areces, fundador de El Corte Inglés, o el pleito entre los hermanos de una conocida cadena de supermercados en Barcelona (que concluyó con la adjudicación del paquete de control a uno de ellos).
El Reglamento del Registro Mercantil y la Ley de Sociedades de Capital reconocen esta institución y crean un mecanismo de inscripción, depósito y publicidad de este instrumento de ordenación del cambio generacional
Las cláusulas estatutarias
mediante la redacción de cláusulas estatutarias se puede organizar internamente la propia vida social (se limita la transmisión de las acciones o participaciones, se crea un mecanismo de mayorías cualificadas, se pondera o modula el número de votos, se implantan obligaciones personales de los socios para con la sociedad, se crean mecanismos de solución extrajudicial de conflictos, se organiza el modo de administración…).
Junto a los protocolos familiares, los Estatutos constituyen una de las principales herramientas disponibles para facilitar un control interno de la sociedad.
Pactos sucesorios
Se trata de un mecanismo singular, de un pacto (generalmente, con intervención de Notario) solamente operativo en determinadas Comunidades Autónomas.
Mediante los pactos sucesorios, entre otros contenidos, se pueden introducir vías de transmisión de las acciones o participaciones de la sociedad (paquetes de control en un determinado pariente o grupo de parientes) al tiempo que dota de instrumentos de equivalencia de derechos económicos para el resto de parientes.
De ese modo se intenta eliminar de raíz las habituales disputas familiares a la muerte del fundador al quedar perfilado de antemano el tránsito generacional.
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